Otra vez con un dolor en el pecho y mil rosas imaginarias.
Un dolor por lo que te extraño y una rosa por cada vez que te necesite.
Tres perdones que valgan por todo lo que me tenes que perdonar, que no te dije antes porque las palabras, tiradas al vació, se las lleva el viento.
Te regalo palabras, todas las que quieras. Extrañas y simples. Palabras que hablan de vos. “Te quiero-te extraño-perdón”
Te regalo silencios que aturden, los ruidos del mundo. Mis sueños cada mañana para que los desayunes.
Mis esperanzas, mis deseos. Mi talento, si es que tengo, lo pongo todo para vos.
Mis oídos para que escuches lo que digo. Mis ojos para que leas lo que no digo, por miedo, y por eso lo escribo. Por eso escribo, porque no soy suficientemente valiente como para hablar. Te doy también mi valentía, que no es mucha ya te digo, pero es tuya desde ahora.
Mis días completos, te los doy. Te doy mi verano. Mi arrepentimiento por haber jugado con fuego y mi dolor por quemarme. Son tuyos.
Te doy todo mi tiempo y mi reloj para contarlo.
Mi tristeza si no te veo, mi impotencia cuando te veo. Te las doy.
Lo mejor que tenga de mi, te lo doy. Lo peor, prometo que lo tiro.
Te doy todo menos mi carta de renuncia a vos, a extrañarte y a pedirte de nuevo perdón, hasta que por fin, me perdones.
Un dolor por lo que te extraño y una rosa por cada vez que te necesite.
Tres perdones que valgan por todo lo que me tenes que perdonar, que no te dije antes porque las palabras, tiradas al vació, se las lleva el viento.
Te regalo palabras, todas las que quieras. Extrañas y simples. Palabras que hablan de vos. “Te quiero-te extraño-perdón”
Te regalo silencios que aturden, los ruidos del mundo. Mis sueños cada mañana para que los desayunes.
Mis esperanzas, mis deseos. Mi talento, si es que tengo, lo pongo todo para vos.
Mis oídos para que escuches lo que digo. Mis ojos para que leas lo que no digo, por miedo, y por eso lo escribo. Por eso escribo, porque no soy suficientemente valiente como para hablar. Te doy también mi valentía, que no es mucha ya te digo, pero es tuya desde ahora.
Mis días completos, te los doy. Te doy mi verano. Mi arrepentimiento por haber jugado con fuego y mi dolor por quemarme. Son tuyos.
Te doy todo mi tiempo y mi reloj para contarlo.
Mi tristeza si no te veo, mi impotencia cuando te veo. Te las doy.
Lo mejor que tenga de mi, te lo doy. Lo peor, prometo que lo tiro.
Te doy todo menos mi carta de renuncia a vos, a extrañarte y a pedirte de nuevo perdón, hasta que por fin, me perdones.