martes, 29 de noviembre de 2011

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Tener ganas de saludarte no es, ni remotamente, un plan premeditado de retorno a tus días. No se trata de volver a decirte que estoy, que soy este que te saluda y todos los años que estuviste conmigo y las mil cagadas que me mandé.
Que me acuerde de este día es inevitable para mi y puede ser incomprensible para vos, que si te acordás, sabrás que no recuerdo más de dos o tres fechas y resulta que una justo es esta y las demás ahora no me salen.
Entonces con el recuerdo puedo hacer varias cosas. La primera es disimularlo ante todos, hacerme el que no pasa nada; que la particularidad de este día es que mañana tengo que entregar dos trabajos finales para la facultad y hay de mi si no me apuro. Bien podría charlar esto con quien si charlo las cosas, que no es con vos desde hace mucho, pero no avisarte. No contarte que me acordé y pensé en vos todo el día. O no contarte que tengo la fecha marcada en mi cabeza y soñé varias veces hacer mil cosas para plantarme en tu vida y ver que tan fácil me sacás por estos tiempos. También podía estar haciendo esto que hago. Escribirle a este vos imaginario que es la hoja ya no tan en blanco y tampoco te vas a enterar porque no leías esto cuando estábamos juntos, ni por compromiso.
También podría llamarte y decirte que por los años, por los ratos, por el cariño, por los recuerdos, por las palabras, por la compañía y por todo lo que hiciste por mi y en mi, te deseo muy feliz cumpleaños.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Doña Tota

Existen personas a los que nada las cambia. Ni el progreso más inesperado y enorme las mueve de una manera de caminar el mundo. Que ningún brillo, ningún flash y ningún billete, sea del país que sea, puede hacer que les cambie la esencia.
Doña Tota era eso. Lejos de los lujos de las madres del dinero y el poder, siempre fue eso. Siempre fue Doña Tota. Y no fue una cholula mediática, ni una habitué de los quirófanos y los valores estéticos.
Siempre fue madre. Cuando en Fiorito decía que le dolía la panza a la hora de la comida y cuando su hijo repartía por el suelo a los rivales. Fue madre cuando a Diego lo endiosaban y fue madre cuando lo denostaron. Con la copa del mundo y en tribunales. Con los golazos y la cocaína. Con Caniggia y con Coppola. Su hijo siempre tuvo una madre.
Diego fue Diego porque estaba Doña Tota. Y esto va más allá de que pueden ser el ejemplo más irrefutable de que detrás de cada gran hombre, hay una gran mujer. Doña Tota es el sacrificio argento de dejar todo por los hijos. Es el perfil bajo, la palabra justa y algunas cosas de las que Diego adolece.
Es la Virgen María del fútbol de todos los tiempos. Es silencio en las tribunas cuando se la recuerda. Es tatuaje en la espalda con un “Te amo”. Es el recuerdo de una madre que parió una leyenda y hoy se va, al cielo de los grandes.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Espejo

Cualquiera que la vea dirá que está preciosa. Porque efectivamente lo está.
Pocos sabrán que estar como está le costó varios cambios de ropa. Varios insultos al espejo y que su cara se ponga larga y su boca se le frunza en ese gesto llamativo cuando se muerde los labios. Dijo varias veces “yo no salgo” y puteó.
Algo hizo que salga igual, aunque no esté conforme con como se ve. Siente que no se peinó como corresponde, que la remera no es linda y los pantalones no le quedan. Mejor sería haberse puesto pollera o mejor aun no haber salido. Para no sentirse la peor de todo el grupo de amigas. La más fea de la noche.
Entonces no se explicará porque varios parecen mirarla. Rechazará a algún desprevenido que la saque a bailar y continuará bailando con sus amigas que son las que la trajeron, a los empujones, así de fea y mal vestida como ella se ve.
Así de preciosa como está ahora, yéndose. Ahora si un poco despeinada, menos arreglada. Pero contenta de haber salido, porque se divirtió o porque tomó un poco de más. O a lo mejor se va contenta porque hace ya un rato que no mira ese espejo que miró antes de salir. Ese mismo espejo que le devuelve la imagen tergiversada que ella cree. La que dice que es fea, que no está bien. El convincente espejo que en ella vale más que la mirada de todo el mundo. Que la ve preciosa, como ella no se ve.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Ni en fotos

Como Néstor hizo con el cuadro de Videla, ella bajo mi foto de su perfil. Duró unos meses su indulto y mi abrazo en su carpeta de imágenes. Tal vez los meses que pasaron entre que me borró de su vida, hasta que vio que esa foto continuaba ahí. Y la sacó con bronca y apuro, lamentando todo el tiempo que esa foto estuvo ahí sin corresponder. Y tal vez lamentó el tiempo que estuvo ahí y en los papeles correspondía.
La sacó. Ya no está. Esas risas cómplices de semanas de nuevos y, porque negarlo, desconocidos novios. Se perdió en la web, como se perdió en los días todo lo que unía dos años y pico después de la foto.
Hoy ya no hablamos ni por teléfono. No la cruzo. Y si la cruzo, es de lejos y desde lejos me saluda con una mueca. Porque eso no es sonrisa.
Hoy ya no la abrazo, ni en fotos.

viernes, 17 de junio de 2011

Epístolas (inesperadas)

Señora Patricia Walsh:
Como parte de la agrupación que lleva el nombre de tu padre y también de la facultad que entrega el ahora polémico premio a Hebe, quiero felicitarte por haber captado la atención de los medios oligopólicos. Cosa que ni la misma desaparición de Rodolfo logró.
Me gustaría, también, ya que se nota que tenes relación con esos medios, que pidas que de manera urgente se contraste el ADN de Marcela y Felipe con todo el banco de datos genético. Ellos quizás sean hijos de desaparecidos, ¿sabés?. Igual que vos.
Me gustaría que sepas, también, que el nombre de uno de los más grandes personajes de la historia no se mancha entregándole un premio a una embajadora de la paz que atraviesa un momento complejo. Del mismo modo que a ese mismo nombre no lo dignifica cualquier palabra y por cualquier medio. Por más que sea de una hija
Saludos.

Felipe


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Estimado Felipe, yo te voy a felicitar por haber captado mi atención. Seguramente pensás que Google no forma parte de poder alguno, y probablemente pensás que sos ajeno a sus intereses. Pero a través de Google,por ejemplo, leí lo que me escribiste, y me dio por contestarte, ya que me parece que puede ser de alguna utilidad. Sobre todo si estudiás periodismo en la ciudad de La Plata, la ciudad en la que Rodolfo, mi padre, vivió y también estudió. La ciudad en la que yo también hice la primaria, la secundaria, y viví hasta los dieciocho años de edad.
Yo me acostumbré, allá por los años 70, a considerarme trabajadora de prensa. No decíamos "somos periodistas". Decíamos "somos trabajadores de prensa." Y aunque no trabajo hoy para un medio de comunicación, puedo responder, por ejemplo, a los medios que - como las radios- se comunican a veces conmigo. Es fácil. Mi celular figura en internet. No me comuniqué yo. Me llamaron. Y atendí a muchos medios, sin siquiera seleccionar a quien le iba a responder, y a quien no. Ese es uno de los temas. Creer que los entrevistados son los que resultan responsables de la propiedad de los medios, a través de los cuales se comunica algo. Como yo soy de izquierda, y actualmente no soy oficialista, resulta poco probable que me llame un medio oficialista. Salvo Canal 7, que con alguna frecuencia me entrevista, ningún medio oficialista me está llamando. Ni por este tema ni por otro. Entonces, salvo que creas que yo deba quedarme callada, cuando no es mi intención callar, comprenderás que
seguiré tratando de comunicar lo que entienda que es necesario.
Con respecto a la desaparición de Rodolfo Walsh -yo tenía entonces 24 años, y no sé qué edad tendrás vos ahora- algún medio publicó algo. Fue por ejemplo el Buenos Aires Herald. Y el resto, no. "La censura de prensa..." dice el comienzo de la Carta Abierta a la Junta Militar. Como había censura, y yo no me fui del país, tipeábamos la Carta Abierta a máquina -máquina de escribir manual, con carbónicos- y la hacíamos circular con riesgo de perder la vida.
Lo hacíamos igual.
No sólo soy una hija de desaparecidos.
Soy desde los 17 años de edad una militante política.
También, y por ser hija de un desaparecido, como muchos otros hijos e hijas, durante cuatro años formé parte de la Agrupación H.I.J.O.S. Regional Capital Federal.
Me abrí en el año 1998, porque al año siguiente fui candidata electoral. Respeté y sigo respetando la militancia de mis entonces compañeros y compañeras, aunque podamos no coincidir.
En el año 2001 juré como diputada nacional.
En el año 2003 conseguí la nulidad de las leyes de punto final y obediencia debida.
En el año 2005 dejé la banca legislativa.
En el año 2007 volví a ganar una banca legislativa, nuevamente una banca de izquierda, como legisladora porteña, y en el 2009, cumpliendo con un compromiso de compartir esa banca, me retiré.
No soy candidata. No estoy en campaña.
Yo no me siento dueña de ninguna verdad absoluta. Pero sí tengo derecho a opinar.
Y lo hago cuando lo creo necesario. Es una costumbre. Y esta no es la primera vez.
Además lo hago con la esperanza de que la opinión que doy sirva para algo.
Quiero decirte que siempre exigí la recuperación de la identidad de todos y cada uno de los hijos/as apropiados/as. Siempre.
Y el tema excede largamente a los bebés apropiados por Ernestina Herrera de Noble.
Es más grave que eso, y todos los casos son importantes y urgentes y graves.
En cuanto al premio, que ustedes darán igual, opine lo que opine, porque esto no pareció importar en absoluto -nunca nos invitaron, por ejemplo, a compartir ninguna entrega de estos premios, ni a mí ni a mis hijos, o sea que lo hicieron y lo hacen sin tener en cuenta ni siquiera la posibilidad de invitar a los pocos familiares que sí tiene Rodolfo Walsh- quería que supieran que no estamos de acuerdo. No iremos. No estamos de acuerdo.
Las razones son las que expliqué por radio. Opino porque se trata de mi padre, porque soy militante de la lucha por los derechos humanos, y porque tengo derecho a opinar. Utilizan este premio para distinguir a quien, al menos por ahora, no se justifica premiar. Resulta insensato que en medio de estas dolorosas circunstancias alguien crea que en vez de razonar haya que aplaudir. Es equivocado. Tal vez cuando se editen en poco tiempo más las cartas que mi padre le escribiera a su amigo Donald Yates, explicando lo insoportable que era para él, un joven periodista y escritor, el clima asfixiante de los años 50, en la ciudad Eva Perón, ustedes se puedan reir, si tienen todavía algún sentido del humor. Mi padre despreciaba mucho a los alcahuetes. Y valoraba más a la gente con coraje.
Cada cual podrá elegir lo que le guste más. Y qué prefiere ser. Es la satisfacción moral de un acto de libertad. O exactamente lo opuesto. Convertirse por ejemplo en un soldado de la causa equivocada, porque para un periodista lo más importante es asegurar que se pueda opinar, y que esa opinión se pueda publicar y leer. Defender la idea contraria sería casi un absurdo, para quien sabe que este oficio es el violento oficio de escribir, como lo llamara Walsh. No porque él lo fuera, sino que siempre resulta violento denunciar, cuando lo que se quiere es silenciar la denuncia. ¿Se entiende? Ojalá que sí. Si el premio acompaña la idea de silenciar lo que se denuncia, y las denuncias son muchas, sería mejor que le cambiaran el nombre, y no lo llamaran Rodolfo Walsh. Pero mañana ustedes harán lo que quieran, y eso, la verdad, no me parece tan mal, si además de aplaudir pueden tratar de razonar. Y respetan, por ejemplo, a quien les dice simplemente que esta vez no estamos de
acuerdo. De eso se trata. Afectuosamente,
Patricia Walsh.

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Estimada Patricia:
Voy a continuar con este formato epistolar en el que, si bien no me siento cómodo, me encuentro feliz. No voy a negarte que me sorprende tu respuesta. No la esperaba. Entonces renuevo mis felicitaciones, esta vez por dejarte captar la atención por una “carta” tirada al vacio, como fue mi nota. Tampoco voy a negarte que me asusta ser googleado tan fácil y que me asombra esto, cartearme con vos. Que sos todo lo que me detallás en tu respuesta, que no lo ignoraba, y que sos además la hija de Rodolfo.
¿Cómo haces para llamar a tu padre todo el tiempo como Rodolfo Walsh? Es llamativo. Más allá del mito; a mí, que nunca me lo crucé ni por la calle, me cuesta no llamarlo solamente Rodolfo. Quizás desde el amor y la admiración que le tengo me haya convertido en ese Coronel que habla de Esa Mujer y dice “Es mia”. Y Rodolfo quizás sea un poco mío también.
Con respecto a si yo quiero que vos te quedes callada frente a los micrófonos, Patricia, te aclaro que no. Yo jamás pediría que te quedes callada. “No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo”. Lo único que me hace ruido es por donde. Supongo que igual que a vos te debe parecer de mal, ver el nombre de Rodolfo Walsh premiando a Hebe, a mi me hace ruido ver ese apellido por esos medios, criticando la decisión de una universidad pública, de premiar a una de las Madres.
En lo que respecta al premio, Patricia, algunas concepciones. Vos crees que no es el momento de premiar a Hebe. Yo te preguntaría ¿Por qué no? El premio es por la comunicación y los derechos humanos. Me llamaría poderosamente la atención que tengas alguna objeción sobre las Madres en esos tópicos. Entiendo que algunos puedan verlo como oportunismo mediático. Pero vos, Patricia, me cuesta creerlo. No voy a negar que defendemos este proyecto Nacional y Popular. Para no entrar en controversias, voy a decir que defendemos (al menos) al proyecto que se define como tal y en donde las Madres han tomado un rol activo. Y quizás sea este premio un acto reflejo de defensa a las Madres. De la certeza de que no se tocan y los ADN no se negocian. Una manera de decirles que estamos con ellas. Porque creemos en ellas y en su manera de conducirse tantos años. Me dolería mucho desilusionarme, pero llamame necio, creo en Hebe y en su inocencia y no me siento un alcahuete por eso. Entonces, ¿Por qué no premiarla ahora? ¿De verdad crees que “al menos por ahora no se justifica premiar”? La idea del premio no es silenciar lo que se denuncia. Es sentar una posición, enfática.
También, siendo honesto con vos, comparto que tal vez guarde algo de provocación el premio a Hebe. Pero, detenete a pensar un segundo: ¿Provocación a quien? Si vos y yo estamos pensando lo mismo (perdoname por tantas preguntas) ¿No está bueno provocarlos? Y acaso ¿no fue Rodolfo Walsh, entre otras incontables cualidades, un provocador? Sus libros, su Carta Abierta. Admiro mucho a tu padre por el coraje. De dar testimonio en tiempos difíciles. Y nosotros estamos con las madres siempre y no las vamos a dejar solas ahora que el oligopolio las persigue con sus tapas y sus jueces.
Esas son mis razones. Desde ya, te agradezco que te hayas detenido a responderme. Habla bien de vos. Espero alguna vez encontrarnos para discutir este tema y cualquier otro.
Esto para mi, es un placer.
Atentamente
Felipe Alonso

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Bueno, dialogar aunque sea de manera inesperada nos distinguirá de quienes no lo intentan. Siempre es útil intentar comunicarse. Y como esto dependía de nuestra exclusiva voluntad, de escribir y de leer... lo resolvimos muy bien, no? Me gustó. Seguramente habrá nuevas oportunidades de hacer las cosas mejor, aún con muchas diferencias, dialogando aunque sea "de manera inesperada". Me encanta el título, y me hizo reir. Sorprenderá a quienes se lo cuente, cuando llamen y pregunten. Gracias Felipe por tu respuesta. Y saludo a Lucía por su página, y por avisarme que habías respondido!!! Cordialmente, PW.