Como Néstor hizo con el cuadro de Videla, ella bajo mi foto de su perfil. Duró unos meses su indulto y mi abrazo en su carpeta de imágenes. Tal vez los meses que pasaron entre que me borró de su vida, hasta que vio que esa foto continuaba ahí. Y la sacó con bronca y apuro, lamentando todo el tiempo que esa foto estuvo ahí sin corresponder. Y tal vez lamentó el tiempo que estuvo ahí y en los papeles correspondía.
La sacó. Ya no está. Esas risas cómplices de semanas de nuevos y, porque negarlo, desconocidos novios. Se perdió en la web, como se perdió en los días todo lo que unía dos años y pico después de la foto.
Hoy ya no hablamos ni por teléfono. No la cruzo. Y si la cruzo, es de lejos y desde lejos me saluda con una mueca. Porque eso no es sonrisa.
Hoy ya no la abrazo, ni en fotos.
domingo, 25 de septiembre de 2011
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